viernes, 1 de junio de 2012



“¿Cómo puedo tener certeza de que soy un verdadero siervo de Dios?”

Respuesta:

Por la sumisión, dedicación y servicio total de su vida a Dios. El Señor Jesús solamente es Señor de aquellos que Lo sirven. El Espíritu Santo solamente es Señor de aquellos que obedecen Su voz. ¡Siervo es aquel que sirve! Los frutos y los dones del Espíritu Santo son consecuencias de una vida dedicada al Señor Jesús.

Es verdad que los siervos de este mundo, para tener sus derechos y privilegios garantizados, son obligados a cumplir ciertas exigencias de sus señores. Pero los siervos del Señor Jesús no se preocupan con derechos o privilegios porque el solo hecho de servirlo ya es es la mayor gloria de sus vidas.

Servir al Señor Jesús es el privilegio más glorioso del mundo. Muy pocos, infelizmente, son los que  participan de esta gloria,  sin embargo sus participantes son honrados por el propio Padre, conforme dice el Señor: “…Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.”, (Juan 12:26).

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